Alguna vez te preguntaste ¿qué lugar ocupa la alimentación en tu vida, ante que situaciones comes? ¿Parado o sentado, en un ambiente agradable, sin distracciones o en un escritorio frente a la computadora y con el celular?
Si tuviéramos que nombrar motivos por los que comemos, podríamos decir que comemos por necesidad, hambre, placer, cuando estamos tristes, ansiosos o contentos, cuando vemos comida disponible, comemos lo que está al alcance de la mano, y así podríamos seguir haciendo una larga lista de situaciones que nos llevan a comer, la gran mayoría de las veces sin tener registro de lo que comemos, ni de la cantidad. Algunos estudios refieren que cada día tomamos alrededor de 200 decisiones relacionadas con la alimentación; y de cuantas somos realmente conscientes ?
Comer es una experiencia sensorial compleja. Muchas veces, con el objetivo de perder peso, nos sometemos a dietas muy restrictivas en donde sólo importa contar calorías, sin tener en cuenta los muchos factores que influyen en la conducta alimentaria, lo que tarde o temprano nos llevara nuevamente a vincularnos de una manera poco saludable con la comida.
Desde que comenzamos a comer hasta que el cerebro registra la saciedad pasan al menos 20 minutos, si comemos en automático, rápido y sin registro creemos que aún tenemos hambre y seguimos comiendo para luego sentirnos pesados o muy llenos, sensación poco placentera.
Para comer menos, una herramienta poderosa es ejercitar el comer atentos. Sin prohibiciones. Comer teniendo en cuenta las señales de hambre y saciedad, ayuda a decidir cuándo comenzar y cuando parar de comer. Conscientes de cada bocado, utilizando todos los sentidos para poder elegir alimentos que son tanto placenteros como nutritivos para el cuerpo.
Prestar atención a lo que comemos y como comemos facilita cambiar hábitos automáticos inadecuados por otros más saludables. Para lograr un cuerpo cómodo y saludable comienza por quitar el automático, parar y decidir servirse en un plato un 10 % menos, luego sentarse en la mesa, tomar agua, masticar y saborear cada bocado antes de tragar, dejar los cubiertos en la mesa entre bocado y bocado, sin distracciones, estando presentes en todo el proceso y comiendo lo justo.
Realiza este ejercicio, al menos una vez al día y de a poco incorporaras una nueva forma de comer. Recuerda que más importante que comer es saber que comiste.
Lic. María Soledad del Boca – M.P 1998
Área de nutrición
La Posada del Qenti