1 – Abandonar las dietas restrictivas: El dietante crónico, fracasa, ya que al pasar toda su vida o gran parte de ella sufriendo hambre, su metabolismo va a activar mecanismos de ahorro, uno de ellos puede ser la activación del “thrifty gene”, y este fenotipo puede llevarnos a sobrepeso u obesidad. Lo que haría muy difícil el descenso de peso.
2 – Elegir a conciencia los alimentos: Comenzar a reemplazar de a poco la comida”fast food”, con calorías vacías, excesos de sodio y de azucares, por alimentos saludables y nutritivos. Disminuir las porciones y tratar de eliminar el picoteo, comenzando por cambiarlo por cosas saludables (por ej. Frutas secas, lácteos).
3 – Identificar que nos llevo a engordar: El aumento de peso puede estar relacionado con episodios de stress, enfermedades postrantes, o cuadros de depresión. Una buena estrategia es visualizar desde cuándo cambio nuestro metabolismo, para poder mediar sobre neurotransmisores como la endorfina y la noradrenalina que se elevan y generan un círculo vicioso en el organismo.
4 – Cuidar la digestión: Tenemos que tener en cuenta que hay receptores cerebrales del apetito y diferentes tipos de hambre, para lo que nos sirve mucho la terapia de “mindfulness”, para concentrarnos en lo que estamos haciendo y comer conscientes, reconociendo olores, colores, sabores, masticando bien y lento para cumplir el primer paso de la digestión, conjuntamente con la saliva, deglutiendo un alimento más fácil de digerir para el estomago, hígado, vesícula y páncreas, quienes preparan el bolo alimenticio para nuestros intestinos, impidiendo así la presentación de múltiples patologías digestivas. Conservando siempre las cuatro comidas diarias.
5 – Bajar la ansiedad: El cortisol es una hormona relacionada con el stress y también con el aumento de peso. Por eso debe ser controlada. Fundamental realizar actividad física, que además de liberar endorfinas (hormona que nos da placer), disminuir el tejido graso, aumentando la masa magra.
6 – Mantenerse hidratado: El tejido graso retiene agua y toxinas. De ahí que hay que consumir abundante agua, frutas y verduras que nos ayudaran a eliminar los desechos corporales. Nos mantendrán la piel sin sequedad y por lo pronto menos arrugas.
7 – Siempre estar en movimiento: La negación lógica a querer realizar actividad viene asociada a que el peso corporal no nos permite movernos plácidamente, que el aumento del flujo sanguíneo para la digestión con ingesta copiosas va a sacarnos flujo muscular y con ello el acido láctico, necesario para movernos, nuestro cerebro también va a tener menos flujo sanguíneo y ello nos llevara a tener somnolencia en lugar de fosforo que lo active.
8 – Disfrutar y socializar: Aprender a disfrutar de la comida y de los momentos que le dedicamos nos va a saciar más rápido, ya que nuestro estomago no va a seguir recibiendo estímulos de ingesta. El hecho de sociabilizar es porque podemos entretenernos, distraernos con diálogos amenos, divertirnos y no estar tan pendientes de la comida. También puede llevaros a tener más movimientos físicos que si comiéramos solos.
9 – No resignar horas de descanso y relax: Un sueño reparador, (levantarnos descansados), ayuda a que el organismo consuma las calorías necesarias. Además las funciones cerebrales se reactivaran de mejor manera.
10 – Planificar todo esto a largo plazo: Nunca debemos tener las expectativas altas de querer bajar de peso rápido y mucho. Se debe realizar toda una estrategia para poder aprender a comer, crear hábitos tanto alimenticios como de actividades físicas y recreativas. Y lo más importante ponernos metas largas, pensemos que con bajar un kilogramo por mes sostenidamente bajaríamos doce kilos en un año, un número importante tratándose de peso. Totalmente seguros que de hacerlo de esta forma no volveríamos a subir padeciendo los eternos rebotes de las dietas restrictiva.
Dra. Gabriela A. Tortolo – MP. 24052
Médica Clínica – Especialista en Obesidad y Sdre. Metabólico
La Posada del Qenti